04 agosto 2009

YouTube promociona canciones y ayuda a aumentar sus ventas

Este vídeo sobre una original boda colgado hace unas semanas en YouTube está siendo la sensación viral del momento con nada menos que 16 millones de visitas.



La verdad, no es que me entusiasme mucho este vídeo viral. Personalmente, casi me hace más gracia esta otra versión posterior de los mismos protagonistas, Jill y Kevin, sobre su supuesto divorcio, y que a los pocos días ya casi alcanza el medio millón de visitas en YouTube.



En realidad lo que me atrae de estos dos vídeos virales de Jill y Kevin es la implicación que genera sobre los derechos de propiedad.

Y es que en ambos vídeos se usa sin permiso la canción “Forever” de Chris Brown, y sin embargo la compañía de discos no reclamó sus derechos de copyright, no demandó al autor de estos vídeos, ni siquiera se molestó en eliminarlos de YouTube. Más al contrario, encantada permitió que sendos vídeos siguiesen colgados en YouTube porque se dio cuenta que, gracias a su tirón viral, las ventas de “Forever” se estaban disparando. Y más aún aumentaron las ventas como consecuencia de haber insertado en estos vídeos virales un enlace de publicidad para que cualquiera pueda comprar fácilmente la canción a través de iTunes.

Tras todo este tumulto, lo cierto es que durante la última semana esta canción de Chris Brown vuelve a estar en las listas de éxito un año después de su primicia, alcanzando hoy el número 4 en la lista de singles de iTunes y el número 3 de las canciones mp3 más vendidas en Amazon.

Por si esto fuera poca promoción para Chris Brown, resulta que ahora, gracias a los vídeos virales de Jill y Kevin, las visitas al clip oficial de “Forever” se están multiplicando.

“Forever” no es el único caso reciente de promoción libre e indirecta de una canción y su autor a través de Internet. Otro ejemplo similar es el del grupo musical Barcelona y su canción “Please Don’t Go”. Esta es la canción que un usuario escogió para el video que subió a YouTube sobre un gigantesco acuario japonés. Este precioso vídeo obtuvo en sólo una semana más de un millón de visitas, lo que generó que en iTunes se incrementasen considerablemente las ventas de la canción “Please Don’t Go”.



A los pocos días, y a través de otro vídeo, el grupo Barcelona agradeció al usuario de YouTube haber elegido su canción para su vídeo, informándole que gracias a él sus ingresos a través de iTunes aumentaron notablemente, además de permitirles conocer a nuevos fans y conseguir más contratos para conciertos en directo.



“Forever” y “Please Don’t Go” son dos claros ejemplos de que Internet (y más concretamente YouTube) no sólo es un medio de promoción excelente para artistas, sino que además puede ayudar a mejorar las ventas de sus canciones y los contratos para conciertos. Por mal que le pese a los agoreros, se está demostrando que la libre descarga/subida, copia, y distribución de una canción permite una difusión mucho mayor de la misma y de su autor, lo que estimula la compra comercial.

Realmente no entiendo bien qué más pruebas necesitan las diferentes entidades de gestión de derechos de autor para darse cuenta que una descarga o un tema que se sube a YouTube no está directamente relacionado con pérdidas de dinero, sino más bien con todo lo contrario: ganancias. Tan sólo hace falta un modelo de negocio adaptado a los tiempos que corren, un modelo apto para el siglo XXI.

El problema de estas instituciones del copyright es que defienden a una industria discográfica caduca, que tiene experiencia directa con bienes materiales (vinilo, cintas, CDs,...) pero no la tiene comercializando bienes inmateriales digitalizados. Conviene tener presente que en el caso de los objetos físicos el valor se basa casi siempre en la escasez (oro, petróleo, ese vinilo de coleccionista,...), mientras que en un entorno intangible y fluido, como Internet, suele ocurrir justo lo contrario: el valor aumenta con la difusión.

Por desgracia en España, como no íbamos a ser menos, tenemos a una SGAE que, amparada por el gobierno, defiende un modelo de negocio basado en la escasez propio del siglo pasado, un modelo caduco que en lugar de procurar adaptarse al siglo XXI pretende que sea el siglo XXI el que se adapte a él.

Sólo espero que ahora no se les ocurra demandarme a mi por haber usado sin permiso la canción “Sabali” de Amadou and Mariam para este vídeo que me subí a YouTube la semana pasada y que resume los días de descanso que pasamos en una casa rural en la zona de Sintra y Cascais (Lisboa). Yo más bien me atrevería a decir que mi vídeo promociona tanto la canción de esta pareja de artistas africanos como el lugar de vacaciones en Portugal; aunque claro está: se trata de una “promoción” ridícula, habida cuenta que el vídeo sólo ha obtenido de momento 29 visitas. Podemos pues afirmar, sin miedo a equivocarnos, que mi vídeo nunca se convertirá en un viral…

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