Lo que estamos padeciendo no es "sólo" una grave crisis económica, estamos viviendo un momento de cambio histórico que está trastocando casi por completo los modelos imperantes del proceso productivo y de la gestión de las empresas.
Al democratizarse el acceso a la información con la revolución digital e Internet, ciertos criterios dejan de ser centrales en la productividad (como por ejemplo el control, la burocracia, la jerarquía o la disciplina), y empiezan a ser sustituidos por nuevos principios (como la confianza, la colaboración, la creatividad o la autogestión) que obligan a replantearnos nuestra manera de gestionar las empresas y a las personas que trabajan en ellas.
La cuestión es que el modelo productivo es como una doble hélice; como dos olas que se entrecruzan. Cuando una ola baja, otra sube. Y ahora nuestro problema es que estamos viviendo justamente en medio del cruce que va desde el viejo modelo industrial que agoniza hacia el nuevo paradigma de management que emerge con unas formas de trabajo muy distintas a las que estábamos acostumbrados.
Ahora mismo estamos en un paréntesis entre el pasado y el futuro. Y ni que decir tiene que para prosperar hay que estar en la cresta de la nueva ola.
Ahora mismo estamos en un paréntesis entre el pasado y el futuro. Y ni que decir tiene que para prosperar hay que estar en la cresta de la nueva ola.
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