27 agosto 2011

El presencialismo es un disparate


Esta viñeta ilustra bien lo absurdo que puede llegar a ser el presencialismo laboral. El empleado, sabiendo que tiene que estar encerrado en la oficina 8 horas al día de lunes a viernes, siente el trabajo como un castigo y, en consecuencia, acaba por desperdiciar su tiempo y el de su compañía haciendo que trabaja. Un disparate.

Descabellado es que al empleado de hoy en día se le exija estar presente en la oficina durante toda la jornada laboral, pese a tener un trabajo que en esencia consiste en realizar tareas virtuales (usar suites ofimáticas, compartir información por la Red, hablar por teléfono,…) que bien podría hacer desde casa o desde cualquier otro lugar y en el momento que más le convenga, cuando mejor pueda aprovechar su tiempo y ser más productivo.

Nadie mejor que uno mismo para saber cómo y cuándo ha de realizar su contribución al trabajo. Y mientras las tareas se completen y se hagan bien, el tiempo y el lugar de trabajo no deberían concernir a nadie más que al propio empleado.

Trabajar no es estar presente en un lugar concreto, es hacer las cosas y alcanzar los objetivos. Paga a los empleados por su trabajo, y no por su presencia.

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