En ocasiones los humanos tenemos la mala costumbre de encerrarnos en preceptos, en suposiciones incorporadas, en convicciones que ya ni se cuestionan.
Pero si la historia es una guía, mucho de lo que hoy damos por sentado acerca del mundo, simplemente no es verdad. En efecto, la historia nos dice que cada época tiene su paradigma (el término paradigma hace referencia al conjunto de conocimientos generalmente aceptados que conforman nuestra visión del mundo). Quiere esto decir que el conocimiento es una construcción cambiante, un producto de la sociedad que, según la época, dicta lo que es verdad.
Una verdad incuestionable hasta ahora es la que considera que la sabiduría es terreno de las élites. Es lo que Ortega y Gasset dice en “La Rebelión de las Masas” (1930), cuando estima que el conocimiento es creado por minorías selectas, y no por la masa no-cualificada.
Hoy continúa extendida esta idea convencional que disocia la inteligencia de la multitud. Se sigue creyendo que la sabiduría está en muy pocas manos (o mejor dicho, en muy pocas cabezas), y que la clave para resolver problemas o tomar buenas decisiones estriba en hallar a la persona adecuada que tiene la solución: el experto.
Pero hete aquí que hoy, inmersos en pleno cambio disruptivo (Internet, globalización, abundancia de oferta,...), emerge un nuevo planteamiento radicalmente opuesto al de Ortega y Gasset y su fe ciega en las élites. Me refiero a la sabiduría colectiva formulada por el periodista financiero James Surowiecki en su best-seller “Cien mejor que uno” (título original en inglés "The Wisdom of crowds").
Surowiecki asegura que la multitud, dadas las condiciones adecuadas, dará respuestas más acertadas que las de la mayoría de los especialistas. Dicho de otro modo, que cien personas piensan mejor que uno. “Lo que debemos hacer es consultar a la multitud (que, por supuesto, contiene tanto a los genios como a los demás). Tenemos muchas más posibilidades de que ella `sepa´”, proclama Surowiecki.
Ahora resulta que, contrariamente a la creencia popular, la mayoría de la población es más inteligente que la minoría selecta, por brillante que ésta sea.
Me encanta este giro de 360º que rompe por completo con la elitista idea de que la masa no es pensante, de que nadie es individualmente tan vulgar como parece cuando se convierte en masa.
¿Pero qué confirma este nuevo planteamiento? Pues que las reglas del juego están cambiando, puesto que ahora, con la Web 2.0, el saber deja de ser coto privado de unos pocos y en su lugar se democratiza entre millones de usuarios en la red. Estamos ante una revolución social de las personas, en la que todos podemos ahora hacer y compartir lo que antes sólo podía hacer una élite.
Esta inteligencia colectiva nos conduce a lo que se conoce como crowdsourcing, término acuñado por el escritor Jeff Howe en un artículo del 2006 para la revista tecnológica Wired. Grosso modo, el crowdsourcing es una táctica de comunicación que recurre a la inteligencia colectiva de la red para concebir opciones, resolver problemas y tomar decisiones. Dicho de un modo simple y directo, el crowdsourcing viene a ser algo parecido al comodín del público del concurso de televisión “¿Quiere ser millonario?”.
Con Internet como soporte y escenario, el crowdsourcing es utilizado por cada vez más empresas y organizaciones para proponer problemas a la multitud y recompensar a quienes los solucionen.
Para tener una idea aproximada del enorme potencial del crowdsourcing, piensa en la Wikipedia y su poder creativo de la colaboración y agregación de información por parte de los usuarios (que crean contenidos aparte de consumirlos). Piensa en el navegador Firefox y en como su código abierto permite que sean los internautas quienes detecten y corrijan errores o vulnerabilidades en la aplicación. Piensa en Amazon y en la importancia que para nuestra elección de compra tienen las recomendaciones de otros consumidores. Piensa en los blogs corporativos o en Twitter para hacerte una idea de cómo muchas empresas punteras están empezando a dar participación al cliente en la creación y definición de sus productos y servicios. Piensa en los servicios de recomendación de contenidos como Menéame o Digg y como permiten al usuario, mediante votos, post-filtrar eficazmente la información que otros proporcionan. Piensa...
Bienvenidos al siglo XXI. El nuevo siglo en el que la élite ha perdido la exclusividad a la hora de decidir que debemos ver, oír, leer y comprar. Ahora el poder lo tiene el individuo, o mejor dicho, lo tienen los individuos al pensar en grupo, esto es, la inteligencia colectiva.
En el siguiente vídeo Jeff Howe explica como las comunidades en línea están cambiando la manera de hacer negocios de las empresas.
En este otro video vemos al filósofo e ingeniero Hiroshi Tasaka hablar sobre la sabiduría colectiva y de cómo el capitalismo del dinero se convertirá en capitalismo del conocimiento.
Y por último aquí vemos esta corta e interesante entrevista al escritor y profesor Clay Shirky en la que habla del creciente valor de la amateurización del conocimiento.
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