Ayer leí en los diarios nacionales la noticia de que la Fundación de las Cajas de Ahorro (FUNCAS) sugiere retrasar hasta los 70 años la jubilación para garantizar las pensiones.
Nada nuevo bajo el sol: hace casi diez años que el diario El País me publicó un breve escrito sobre este particular que titulé "Larga vida al trabajo", en el que comentaba mi preferencia por alargar mi vida activa por encima de los 65 años, siempre y cuando obtuviese formación continua y pudiese trabajar a tiempo parcial.
El caso es que el mantenimiento de las pensiones públicas es un grave problema para España, habida cuenta que en poco tiempo se va a convertir en uno de los países del mundo que más va a sufrir las consecuencias del envejecimiento poblacional.
Hay que tener en cuenta además que en España la edad media de jubilación es de catorce años menos que la de mediados de la década de 1970, mientras que la edad media de acceso al trabajo es ahora seis años superior, y por añadidura la edad media de fallecimiento de nueve años más.
Así las cosas, no me sorprende que los estudios en la materia aboguen por añadir años de trabajo –no necesariamente como trabajo a tiempo completo– para garantizar nuestras pensiones.
Con todo, me choca que estos estudios no se planteen modificar nuestro sistema de reparto intergeneracional de la Seguridad Social, que no es más que un burdo sistema piramidal, siempre necesitado de nuevos y más abundantes contribuyentes sobre los que descansar, pues es esencial mantener al menos el ratio de tres trabajadores por un jubilado para garantizar nuestras pensiones. ¿Por qué seguimos pagando las pensiones y prestaciones con las recaudaciones del año en curso, y no con los beneficios obtenidos de las aportaciones pasadas?
Pero lo que más me llama la atención de todos estos estudios es que únicamente plantean el problema en términos de sostenibilidad del sistema de pensiones, pero nadie, se mire por donde se mire, echa de menos la pérdida de conocimiento que para la sociedad supone jubilar a personas que atesoran experiencia, madurez, sapiencia,...; nadie menciona que con las jubilaciones –especialmente con las prejubilaciones y las jubilaciones anticipadas– las empresas sufren una importante pérdida de capital intelectual; nadie reivindica el conocimiento que se está desperdiciando con las personas de la tercera edad que, como números, desechamos del sistema.
Lo que yo tengo claro es que me gustaría llegar a esta edad avanzada bien sano y activo, y si aún así tengo que jubilarme, entonces tener al menos una buena pensión para vivir dignamente. Por eso considero esencial tener un plan de jubilación privado complementario al de la Seguridad Social.
Y es que como muy bien dice el lema final de este original spot del fondo de pensiones sueco AMF Caterpillar, "el futuro es una buena razón para tener un plan de pensiones".
Nada nuevo bajo el sol: hace casi diez años que el diario El País me publicó un breve escrito sobre este particular que titulé "Larga vida al trabajo", en el que comentaba mi preferencia por alargar mi vida activa por encima de los 65 años, siempre y cuando obtuviese formación continua y pudiese trabajar a tiempo parcial.
El caso es que el mantenimiento de las pensiones públicas es un grave problema para España, habida cuenta que en poco tiempo se va a convertir en uno de los países del mundo que más va a sufrir las consecuencias del envejecimiento poblacional.
Hay que tener en cuenta además que en España la edad media de jubilación es de catorce años menos que la de mediados de la década de 1970, mientras que la edad media de acceso al trabajo es ahora seis años superior, y por añadidura la edad media de fallecimiento de nueve años más.
Así las cosas, no me sorprende que los estudios en la materia aboguen por añadir años de trabajo –no necesariamente como trabajo a tiempo completo– para garantizar nuestras pensiones.
Con todo, me choca que estos estudios no se planteen modificar nuestro sistema de reparto intergeneracional de la Seguridad Social, que no es más que un burdo sistema piramidal, siempre necesitado de nuevos y más abundantes contribuyentes sobre los que descansar, pues es esencial mantener al menos el ratio de tres trabajadores por un jubilado para garantizar nuestras pensiones. ¿Por qué seguimos pagando las pensiones y prestaciones con las recaudaciones del año en curso, y no con los beneficios obtenidos de las aportaciones pasadas?
Pero lo que más me llama la atención de todos estos estudios es que únicamente plantean el problema en términos de sostenibilidad del sistema de pensiones, pero nadie, se mire por donde se mire, echa de menos la pérdida de conocimiento que para la sociedad supone jubilar a personas que atesoran experiencia, madurez, sapiencia,...; nadie menciona que con las jubilaciones –especialmente con las prejubilaciones y las jubilaciones anticipadas– las empresas sufren una importante pérdida de capital intelectual; nadie reivindica el conocimiento que se está desperdiciando con las personas de la tercera edad que, como números, desechamos del sistema.
Lo que yo tengo claro es que me gustaría llegar a esta edad avanzada bien sano y activo, y si aún así tengo que jubilarme, entonces tener al menos una buena pensión para vivir dignamente. Por eso considero esencial tener un plan de jubilación privado complementario al de la Seguridad Social.
Y es que como muy bien dice el lema final de este original spot del fondo de pensiones sueco AMF Caterpillar, "el futuro es una buena razón para tener un plan de pensiones".
2 comentarios :
Wenas...
Es curioso...hace unos días hemos realizado una pequeña encuesta entre compañeros del grupo para saber que opinaban sobre el deterioro del sistema de pensiones y que soluciones se podrían plantear al problema. Mayoritariamente se presentaron las siguientes propuestas:
- Incentivar natalidad.
- Caminar hacia un modelo privado.
- Que compute toda la vida laboral para el cálculo de las pensiones.
- Revisión de las pensiones no contributivas.
...soy de otro planeta...voy a cambiar de compañías¡
me parecen válidas todas estas propuestas de tu grupo, pero sin llegar al extremo.
por ejemplo, se puede ir hacia un modelo privado, pero que sea complementario del servicio público.
también se podría calcular la pensión sobre más años que los últimos 15 (como es ahora), quiza sobre los últimos 20 0 25 años.
también se podría poner un tope de años cotizados (40 0 45 años cotizados) más que una edad límite para la jubilación (como es ahora).
y para incentivar la natalidad sería necesario fomentar el trabajo a tiempo parcial, de manera que al menos uno de los dos de la pareja gane tiempo para dedicarlo a la familia.
a la postre se trata de colocar la economía a nuestro servicio, y no al revés.
Publicar un comentario