Está claro que el consumidor de hoy en día está mucho más sensibilizado con la defensa del medioambiente que el consumidor de las generaciones pasadas.
Y como quiera que el nuevo consumidor dispone ahora, gracias a Internet, de transparencia suficiente para conocer las prácticas de las empresas, éstas se están empezando a ver obligadas por crear ante el mercado una imagen de responsabilidad medioambiental.
Piensa sino en tu propia experiencia como consumidor: a la hora de elegir un producto similar entre dos marcas diferentes, elegirás el producto de la marca que transmita que le preocupan los mismos temas que te preocupan a ti –como por ejemplo el medioambiente–, en lugar de la otra marca que sigue empeñada exclusivamente en vendernos su producto.
Crear un vínculo personal con los consumidores –como es la preocupación por el medioambiente– es hoy una estrategia de empresa importantísima para poder sobrevivir en estos tiempos de competencia feroz, de presión por los precios, y dificultades para fidelizar clientes.
Y aunque hay un sin fin de causas sociales a apoyar, es probable que la más explotada en la actualidad sea la del desarrollo sostenible. No existe anuncio de automóviles que ya no contenga un “eco” por algún lado.
Vistas las cosas, el objetivo de las empresas en el siglo XXI es saber compaginar sus beneficios empresariales con políticas de sostenimiento del medioambiente.
Y las “malas” empresas que no se preocupen por la sostenibilidad estarán en un buen aprieto, porque ahuyentarán a los consumidores y, por lo tanto, representarán un riesgo para el inversor. No es aconsejable actuar de esta manera, ya que acabará perjudicando gravemente a los propios beneficios de la empresa.
Por el contrario, aquellas empresas que sean capaces de fabricar un producto de manera rentable y de comunicar una buena historia, obligarán a todos sus competidores a forzar la máquina para ponerse a su altura. Y por “comunicar una buena historia” no se debe entender el sermonear a la gente sobre la necesidad de cuidar el medioambiente, sino que más bien se refiere a la idea de seducir al consumidor, sabiendo conciliar innovación y sostenibilidad, siendo creativos.
Comunicar una buena historia, seducir, es lo que viene haciendo muy bien Herman Miller, una importante empresa especializada en mobiliario de oficina.
Esta compañía estadounidense ha ganado numerosos premios no sólo relacionados con la calidad de sus productos –caracterizados por su alto diseño y su continua innovación– sino también por su compromiso social con el medioambiente.
Herman Miller está comprometida a la continua mejora de sus métodos de fabricación y distribución con el fin de evitar los daños al medio ambiente. Y por eso no es extraño que esta compañía esté por sexto año consecutivo en la lista de SustainableBusiness.com como uno de los 20 negocios más sostenibles del mundo, como una de las 20 compañias que más hacen por "cambiar el mundo para hacerlo un sitio mejor".
Y es que para Herman Miller el respeto por el medio ambiente no es sólo una práctica empresarial establecida, es un valor fundamental, un deber ético que sabe comunicar y que seduce...
Y como quiera que el nuevo consumidor dispone ahora, gracias a Internet, de transparencia suficiente para conocer las prácticas de las empresas, éstas se están empezando a ver obligadas por crear ante el mercado una imagen de responsabilidad medioambiental.
Piensa sino en tu propia experiencia como consumidor: a la hora de elegir un producto similar entre dos marcas diferentes, elegirás el producto de la marca que transmita que le preocupan los mismos temas que te preocupan a ti –como por ejemplo el medioambiente–, en lugar de la otra marca que sigue empeñada exclusivamente en vendernos su producto.
Crear un vínculo personal con los consumidores –como es la preocupación por el medioambiente– es hoy una estrategia de empresa importantísima para poder sobrevivir en estos tiempos de competencia feroz, de presión por los precios, y dificultades para fidelizar clientes.
Y aunque hay un sin fin de causas sociales a apoyar, es probable que la más explotada en la actualidad sea la del desarrollo sostenible. No existe anuncio de automóviles que ya no contenga un “eco” por algún lado.
Vistas las cosas, el objetivo de las empresas en el siglo XXI es saber compaginar sus beneficios empresariales con políticas de sostenimiento del medioambiente.
Y las “malas” empresas que no se preocupen por la sostenibilidad estarán en un buen aprieto, porque ahuyentarán a los consumidores y, por lo tanto, representarán un riesgo para el inversor. No es aconsejable actuar de esta manera, ya que acabará perjudicando gravemente a los propios beneficios de la empresa.
Por el contrario, aquellas empresas que sean capaces de fabricar un producto de manera rentable y de comunicar una buena historia, obligarán a todos sus competidores a forzar la máquina para ponerse a su altura. Y por “comunicar una buena historia” no se debe entender el sermonear a la gente sobre la necesidad de cuidar el medioambiente, sino que más bien se refiere a la idea de seducir al consumidor, sabiendo conciliar innovación y sostenibilidad, siendo creativos.
Comunicar una buena historia, seducir, es lo que viene haciendo muy bien Herman Miller, una importante empresa especializada en mobiliario de oficina.
Esta compañía estadounidense ha ganado numerosos premios no sólo relacionados con la calidad de sus productos –caracterizados por su alto diseño y su continua innovación– sino también por su compromiso social con el medioambiente.
Herman Miller está comprometida a la continua mejora de sus métodos de fabricación y distribución con el fin de evitar los daños al medio ambiente. Y por eso no es extraño que esta compañía esté por sexto año consecutivo en la lista de SustainableBusiness.com como uno de los 20 negocios más sostenibles del mundo, como una de las 20 compañias que más hacen por "cambiar el mundo para hacerlo un sitio mejor".
Y es que para Herman Miller el respeto por el medio ambiente no es sólo una práctica empresarial establecida, es un valor fundamental, un deber ético que sabe comunicar y que seduce...
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