01 diciembre 2009

Hoy la influencia más determinante en materia de acto de compra proviene de la relación consumidor-consumidor

Cada vez son menos los que compran un producto o servicio sin antes informarse en Internet, sin antes haber rastreado foros, wikis y redes sociales para saber qué es lo que se dice del producto o servicio.

Hoy mi elección de compra ya no es tanto por la publicidad convencional (cada vez menos creíble), y sí en cambio por las recomendaciones de otros consumidores y usuarios de Internet, que al estar ubicados en el mismo nivel que yo, me transmiten mucha más credibilidad que lo que pueda decirme la marca de sus propios productos o servicios.

El consumidor es hoy por sí mismo el medio de comunicación más válido para influir en la elección de compra (no responde a intereses y no es intrusivo); el mejor comunicador de las bondades (y perversidades) de los productos de las compañías. Un consumidor que se convierte en evangelizador.

Así pues, la comunicación ya no es sólo unidireccional como en el siglo XX (de marketer a consumidor), y ahora es sobre todo multidireccional (entre consumidores que comparten y recomiendan sobre lo que les gusta, y más aún lo que no les gusta).

Que se vayan enterando las empresas que las reglas del juego están cambiando, pues hoy no importa tanto lo que la empresa diga de si misma, como lo que la gente diga de ella.

Así las cosas, las empresas tienen que espabilar en su relación con el consumidor; están obligadas a bajar de sus torres de marfil para hablar con él y escucharle. La tradicional comunicación unidireccional y frontal de las compañías ha de dar paso a una comunicación bidireccional mucho más transparente y honesta (creación de valor conjunta empresa-consumidor), porque ahora es el cliente quien define dónde está el valor de un producto y no la compañía, como ocurría antes.

Las viejas maneras se mueren, y no puedo más que alegrarme de esta revolución social de las personas que hace que el poder de la clase burocrática (instituciones, organizaciones, empresas,...) esté perdiendo la exclusividad a la hora de decidir que debemos ver, oír, leer y comprar.

Sobre este particular hoy descubrí este vídeo en el blog de Enrique Dans

2 comentarios :

Julentxo dijo...

Estoy completamente de acuerdo con tu artículo y con lo que se comenta en el vídeo relacionado. Las redes sociales nos están cambiando. Cada vez más los usuarios acudimos a ellas para buscar información sobre un determinado producto que queremos adquirir. Te dejo este enlace de la promoción del vino argentino a través de las distintas redes sociales. Como es habitual en las redes 2.0 la gente deja sus comentarios que pueden ayudar en la decisión final de otro consumidor. De estos ejemplos hay miles en Internet: http://www.youtube.com/watch?v=TQMtJD9CZng

Alberto dijo...

En realidad la recomendación del boca-oreja no es algo novedoso.
Si por ejemplo yo veo una buena película, lo comento entre mis conocidos. Lo mismo pasa si la película es mala. Así pues, a la hora de elegir una película, ¿qué te resulta más creíble? ¿La recomendación boca-oreja de un amigo o la publicidad de la película? La inmensa mayoría dirá que las palabras del amigo. Su comentario es mucho más creíble.

Realmente no existe herramienta más antigua en la historia del marketing que la famosa recomendación del boca-oreja.

Lo que ahora sucede es que gracias a Internet, el boca-oreja se propaga muchísimo más que antes. Con los e-mails, las redes sociales, los blogs,..., las conversaciones entre los individuos se multiplican exponencialmente, de tal manera que el boca-oreja de siempre ahora se propaga con una fuerza inusitada.

Un saludo

 
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