Ciertas creencias actuales las hemos heredado y dado por válidas sin más.
Por ejemplo, no nos cuestionamos aspectos fundamentales de las organizaciones como: ¿Es indispensable y necesario el orden y control jerárquico para funcionar en sociedad? ¿Es productivo un entorno de trabajo autoritario basado en la imposición y la obediencia resignada? ¿Necesitamos jefes?
Son preguntas que no se suelen hacer...
Y sin embargo yo tengo bien claro que en la inmensa mayoría de los casos el empleado no necesita un jefe que le controle, que le de órdenes o mandatos y que le obligue a trabajar.
Más aún, estoy plenamente convencido que el empleado es mucho menos productivo cuando por obligación se le asigna un horario fijo de trabajo diario bajo control.
Por contra, si a una persona adulta y responsable se le da metas y expectativas claras de lo que es necesario hacer, y se le cede el control de su trabajo, entonces no requiere supervisión alguna, ni tampoco que se le asignen horarios. Porque con confianza, todo trabajador es perfectamente capaz de valerse por sí mismo. Y francamente, nadie mejor que el propio empleado para saber cómo y cuándo ha de realizar su trabajo.
Y lo peor para la productividad del empleado (y para su bienestar en el trabajo) es tener un jefe controlador que le genere desconfianza y temor.
El reto es, pues, crear organizaciones más libres y más humanas, basadas en la autogestión del trabajo.
Por ejemplo, no nos cuestionamos aspectos fundamentales de las organizaciones como: ¿Es indispensable y necesario el orden y control jerárquico para funcionar en sociedad? ¿Es productivo un entorno de trabajo autoritario basado en la imposición y la obediencia resignada? ¿Necesitamos jefes?
Son preguntas que no se suelen hacer...
Y sin embargo yo tengo bien claro que en la inmensa mayoría de los casos el empleado no necesita un jefe que le controle, que le de órdenes o mandatos y que le obligue a trabajar.
Más aún, estoy plenamente convencido que el empleado es mucho menos productivo cuando por obligación se le asigna un horario fijo de trabajo diario bajo control.
Por contra, si a una persona adulta y responsable se le da metas y expectativas claras de lo que es necesario hacer, y se le cede el control de su trabajo, entonces no requiere supervisión alguna, ni tampoco que se le asignen horarios. Porque con confianza, todo trabajador es perfectamente capaz de valerse por sí mismo. Y francamente, nadie mejor que el propio empleado para saber cómo y cuándo ha de realizar su trabajo.
Y lo peor para la productividad del empleado (y para su bienestar en el trabajo) es tener un jefe controlador que le genere desconfianza y temor.
El reto es, pues, crear organizaciones más libres y más humanas, basadas en la autogestión del trabajo.
En la película de culto Office Space (Trabajo Basura), Gary Cole interpreta con maestría al clásico jefe controlador
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