Quien más quien menos, alguna vez todos hemos sido víctimas de jefes negativos o compañeros de trabajo que siempre encuentran algún pretexto para derrumbar o matar nuestras ideas más creativas.
Son los asesinos de ideas o “mataideas” (que los anglosajones han denominado idea killers). Personas que de facto son un obstáculo para el cambio y la innovación. Individuos que se interponen en el camino del progreso.
Los mataideas tienen su propia arma letal: la “frase asesina”. Una frase que generalmente comienza con un halago del tipo "Es una buena idea,...", y que sin embargo acaba desembocando en un "pero" homicida, que puede ser de lo más variopinto, como por ejemplo:
- pero seamos realistas, eso no funcionaría.
- pero eso no es práctico, ni siquiera necesario.
- pero no es una idea adecuada para nuestros clientes.
- pero el mercado aún no está listo.
- pero es muy difícil de implementar y no tenemos los recursos para llevarla a cabo.
- pero conllevaría un cambio demasiado grande.
- pero nunca hemos trabajado así.
- pero no queremos cometer errores.
- pero no es nuestro problema.
- pero…
Un sinfín de excusas que los mataideas utilizan como maniobra para escudarse tras lo que en verdad es su único motivo real: que no es otro que defenderse de las nuevas ideas porque éstas son peligrosas para su acomodado estatus; podrían expulsarles de su zona de privilegio, podrían dejarles sin trabajo al resolver los problemas.
Por desgracia, los idea killers abundan y proliferan en el mundo. Así que no lo dudes, tu empresa necesita una zona libre de asesinos de ideas. Un lugar donde las ideas de tus trabajadores puedan echar raíces y brotar. Un vivero de ideas-semillas colaborativo que permita demostrar si esa “disparatada” idea tiene futuro, si en verdad esa idea creativa puede finalmente traducirse en innovación y convertirse en nuevos y mejores productos o servicios para la empresa.
Los primeros mataideas de la humanidad ante los descubrimientos del fuego y la rueda
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