España es un país de empresas muy pequeñas, en donde el 94% son microempresas con menos de 10 empleados (de hecho la mayoría son “micro sin”, es decir, con un único empresario y sin empleados).
Microempresas que difícilmente hoy pueden competir en el mercado global porque no tienen la suficiente dimensión (financiera, tecnológica, humana,...) para conseguir economías de escala, dinamismo y flexibilidad. Empresas muy pequeñas que por sí solas no tienen la corpulencia necesaria para poder competir frente a las grandes corporaciones.
Por ejemplo, para internacionalizarse estas microempresas no pueden ir solas. Tienen que colaborar entre ellas. Las pequeñas empresas necesitan crear redes de colaboración que les permitan adquirir los recursos necesarios para poder competir e innovar, manteniendo su independencia e individualidad.
La buena noticia para estas microempresas es que la irrupción de las redes sociales pone de relieve una nueva manera de hacer negocios basada precisamente en la colaboración. Los medios sociales permiten crear valor en base a una inteligencia colectiva formada por pequeñas aportaciones individuales.
Sí, el éxito empresarial dependerá cada vez más de la colaboración y la participación. Y si, necesitamos trabajar la interacción entre empresas para ser competitivos.
Sí, el éxito empresarial dependerá cada vez más de la colaboración y la participación. Y si, necesitamos trabajar la interacción entre empresas para ser competitivos.
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