El código de barras es un código con información digital que se imprime en los envases, embalajes o etiquetas de los productos y que permite reconocer rápidamente el artículo para, por ejemplo, consultar el precio, el control del stock u otras muchas características asociadas al producto.
El código de barras supuso una revolución para las empresas y comercios, ya que permitió automatizar toda una serie de procesos que hasta ese momento sólo se podían llevar a cabo de manera manual.
Actualmente está implantado masivamente de forma global. Tanto es así que según la Asociación Española de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc), el pitido que acompaña la lectura del código de barras se escucha en el planeta alrededor de 100.000 veces por segundo.
Desde que nació en 1948 en los Estados Unidos (a España no llegó hasta 1977), el código de barras ha tenido siempre una ilustración de lo más simple y sosa, con un conjunto de líneas paralelas verticales de distinto grosor y espaciado.
Pero en estos últimos años en Japón han pensado que un código de barras no tiene porque ser anodino, y han encontrado la manera de transformar estos tristes códigos de barras en ingeniosas ilustraciones de diseño.
Huelga decir que los dibujos creativos de estos códigos de barras japoneses no afectan negativamente a la lectura de la información del código, y sí, en cambio, le dan al producto un sutil toque de diferenciación.
Una moda que viene de Japón y que a buen seguro se propagará por todo el mundo.
El código de barras supuso una revolución para las empresas y comercios, ya que permitió automatizar toda una serie de procesos que hasta ese momento sólo se podían llevar a cabo de manera manual.
Actualmente está implantado masivamente de forma global. Tanto es así que según la Asociación Española de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc), el pitido que acompaña la lectura del código de barras se escucha en el planeta alrededor de 100.000 veces por segundo.
Desde que nació en 1948 en los Estados Unidos (a España no llegó hasta 1977), el código de barras ha tenido siempre una ilustración de lo más simple y sosa, con un conjunto de líneas paralelas verticales de distinto grosor y espaciado.
Pero en estos últimos años en Japón han pensado que un código de barras no tiene porque ser anodino, y han encontrado la manera de transformar estos tristes códigos de barras en ingeniosas ilustraciones de diseño.
Huelga decir que los dibujos creativos de estos códigos de barras japoneses no afectan negativamente a la lectura de la información del código, y sí, en cambio, le dan al producto un sutil toque de diferenciación.
Una moda que viene de Japón y que a buen seguro se propagará por todo el mundo.
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