Brillante frase de C.K. Prahalad, uno de los gurús de economía más influyentes del momento.
Me atrevería a decir que Prahalad y otros gurús de la nueva economía (como Dan Pink, Seth Godin, Chris Anderson, David Weinberger, Hiroshi Tasaka, Gary Hamel, Nassim Taleb o Nigel May Barlow) forman parte de este nuevo movimiento económico que algunos denominan ya como neuroeconomía. A grandes rasgos, la neuroconomía considera que la economía tradicional no aborda la irracionalidad de los individuos, y que necesita del apoyo de otras ciencias (como la neurociencia) para entender el comportamiento de los individuos. Hablamos de neuroeconómicos que analizan el impacto de Internet y de la globalización en la vida de la gente, con el objeto de plantear nuevas estrategias de empresa adaptadas a estos tiempos turbulentos de innovación disruptiva.
Aquí dejo un extracto de lo que ahora mismo nos dice Prahalad:
“Nunca trates de manipular al cliente.
(…)
Ahora es el cliente el que tiene el poder sobre la compañía y no al revés, como ocurría hace años. Él decide lo que se puede hacer y lo que no, además de ser él quien define dónde está el valor de un producto y no la compañía, como ocurría antes.
(…)
Este cambio lo ha provocado Internet. La red de redes está generando lo que podríamos denominar como cocreation o creación compartida. Este término se refiere a la implicación directa del consumidor en el desarrollo de un producto. De ahí que el reto sea crear experiencias únicas para el consumidor. Como directivos, debemos replantearnos la relación de la firma con el cliente. Éste ya no es un sujeto pasivo que sólo consume lo que le ofrecen, sino que participa en la creación del producto o servicio.
(…)
Por lo tanto, la nueva era de la innovación se basa en seguir la línea de diseñar con el cliente y generar servicios en base a sus necesidades.
(…)
Triunfarán las corporaciones que puedan descubrir cómo convertir a los pobres en consumidores e introducirlos en el mercado global. Por ejemplo, compañías como la india Tata Motors han demostrado que se puede construir un coche de calidad y venderlo por menos de 3.000 dólares. Brasil, China o India –países emergentes que, por lo general, gozan de sistemas educativos de calidad en los que preparar a las futuras generaciones– están ofreciendo productos y servicios con precios bajos y alta calidad, logrando una amplia cartera de clientes entre la población más pobre. Recordemos que alrededor de 4.000 millones de personas disponen de pocos recursos económicos, es decir, el 70% de la población mundial es pobre.
(…)
Las empresas que centren sus esfuerzos en productos y servicios verdes tendrán más futuro a largo plazo ya que, en la medida en que sepan encontrar el justo equilibrio entre precio y sostenibilidad, serán muy rentables. La gente está dispuesta a pagar un poco más por recibir un producto ecológico, pero siempre que ese recargo sea moderado y esté en línea con el mercado.
(…)”.
Sobre esta última cuestión medioambiental recomiendo ver este video corto de Worldchanging.
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1 comentario :
Hoy leí estas recientes declaraciones de Philip Kotler, gurú de marketing.
"El 78% de los consumidores confían en el boca-oreja más que en cualquier otra forma de publicidad. La importancia del boca-oreja se ha multiplicado con la aparición de la web 2.0, ya nadie compra un producto sin haber visitado la página web del producto, sin haber examinado foros de Internet para conocer qué se dice de él, sin haber rastreado sus redes sociales para conocer qué opinión tienen sus allegados, etc… y es el cliente el que aconseja a futuros clientes para que compren. Por lo tanto sólo sobrevivirán aquellas empresas que estén volcadas en el cliente, que estén interesadas en su reputación y tengan una relación con el cliente que le permita mejorar su producto con el fin de obtener una mayor satisfacción".
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