21 noviembre 2009

Crea un negocio líquido y "glocal" orientado al cliente

Gary Vaynerchuk es un joven emprendedor que sacó provecho de Internet para transformar su pequeña tienda de vinos local en líder de la industria del vino a nivel nacional en los Estados Unidos.

Vaynerchuk –que es un magnífico orador– acaba de sacar un libro, crush it!, en el que proclama que vivimos en los albores de una era en la que cualquiera, con muy poco dinero, puede transformar su pequeño comercio en un negocio global. Una era en la que, con Internet, el éxito empresarial depende cada vez menos de la inversión en equipos, edificios o maquinaria, y en su lugar es cada vez más producto del know how de la persona, de su iniciativa para saber comunicarse con los clientes.

Me gusta la pasión que transmite Vaynerchuk, y no puedo estar más de acuerdo con él. En efecto, hoy en día cualquier pequeño negocio puede y debe sacar provecho de la enorme dimensión social que ahora ofrece Internet para crecer y vender.

Y es que, como muy bien nos recuerda Chris Anderson (gurú de la economía long tail), Internet ha reducido los costes de accesibilidad, almacenamiento y distribución a casi cero. Quiere esto decir que cualquier comercio, por pequeño que sea, puede acceder, sin mayor coste, a un número casi ilimitado de clientes potenciales e interactuar con todos ellos. Millones de clientes potenciales que antes eran casi imposibles de ser encontrados, ahora están fácilmente accesibles.

Para ello es esencial optimizar el posicionamiento en red de tu negocio. Es decir, aprovechar el efecto de red que ofrece Internet (Google, Twitter, Facebook, Blog Corporativo,...) y saber monitorizar la comunicación de tu negocio.

La clave está en escuchar al cliente, en dialogar con él, con honestidad, con paciencia y sin descanso, con pasión. Porque, más que nunca, los mercados son conversaciones. Y porque como dice otro de los gurús de empresa más influyente en estos momentos, C.K. Prahalad: "Ahora es el cliente el que tiene el poder sobre la compañía, y no al revés como ocurría hace años".

Por lo tanto la idea consiste en transformar tu negocio en una marca personal que sea completamente transparente para con el cliente (con cara, con oídos y, sobre todo, con corazón). Una marca que sea global y a la vez cercana, es decir: glocal.

Un negocio glocal que genere una dinámica relacional líquida: que por un lado mantenga una línea de contacto directa y casi en tiempo real con todos los clientes potenciales que haya en la red; y que, por el extremo opuesto de la cadena de valor, interactúe con fluidez con cuantos más proveedores mejor. Convierte, así, tu pequeño comercio en un gran distribuidor de marcas. Crea una empresa líquida y glocal orientada al cliente.

Ten presente que gracias a Internet hoy puedes mostrar a cualquier cliente del mundo un catálogo/inventario en bits casi ilimitado, sin necesidad de mantener grandes y costosos inventarios físicos. Y puedes mantener este ingente inventario digital (infinitamente superior al limitado catálogo que puede ofrecer cualquier tienda tradicional) hasta el momento final en que el cliente, a un click de ratón, haga su pedido online. Y será en ese justo momento cuando intermediarás con los proveedores para que con celeridad entreguen sus pedidos sobre la demanda.

Huelga decir que en este entorno glocal tú máxima debe ser la de hacer sentir al cliente 100% tranquilo ante la compra online; esto es, has de ser excelente en el servicio al cliente. El modelo de tu negocio debe girar en torno a un eje fundamental: el cliente.

Que el lema de tu negocio sea: "Dar un excelente servicio que, 'por casualidad', vende".

Gary Vaynerchuk mostrándonos las claves del éxito empresarial


Chris Anderson explicándonos cómo con Internet emerge un nuevo modelo económico

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